¿Por qué ser donante de óvulos?
Hay muy pocas cosas en la vida que permitan dar tanto con tan poco esfuerzo. Os puedo contar esto como alguien que presencia cada día la situación pudiendo observar las dos caras de la moneda.
Resulta muy difícil, me atrevería a decir que imposible, comprender el dolor y el sufrimiento que padecen las personas que se someten a tratamientos de reproducción asistida. Cada fracaso o resultado negativo resulta enormemente doloroso y frustrante. Solo estas palabras no se acercan a describir lo que pueden llegar a sufrir y cuanto anhelan encontrar una solución que les permita alcanzar el objetivo que, por otra parte, parece tan fácil para otros. El mundo está lleno de niños, en la calle, en los parques, en los centros comerciales.
En muchos de esos casos la solución está al alcance de la mano y consiste en que alguna mujer joven y generosa ofrezca sus óvulos de forma anónima para que estas personas que sufre puedan por fin alcanzar sus sueños.
Os puedo asegurar que muy pocas veces he visto tanta felicidad y tanta alegría como en los casos en los que, habitualmente tras largas historias de fracasos y frustraciones, al final pueden observar en el ecógrafo el perfil del embrioncito y escuchar el latido cardiaco de la nueva vida que está en camino.
La obligación del anonimato no permite que la donante conozca a la receptora, pero estoy convencido de que si pudieran asistir a esos momentos, habría muchas más donantes y donaciones porque no se me ocurre nada que produzca más plenitud, satisfacción y felicidad que poder dar todo eso a cambio de un pequeño esfuerzo que es la donación de ovocitos.
Si tienes entre 18 y 35 años y deseas hacer algo bueno y especial en tu vida, dona óvulos, la felicidad que vas a proporcionar a la receptora es algo que cambiará su vida y la de su familia.