Riesgos y molestias comunes en los tratamientos de reproducción asistida
Los riesgos inmediatos de los tratamientos de reproducción asistida son mínimos, previsibles y evitables. A largo plazo, podemos afirmar, después de más de 40 años de historia de estos tratamientos, no presentan aumento de riesgo de ninguna enfermedad o alteración de la salud. Dicho esto, vamos a hacer un repaso sobre los más frecuentes:
- Embarazo múltiple. Cuando se menciona este riesgo a las personas que se van a someter al tratamiento de reproducción asistida suelen contestar que no les importaría. En su mayoría prefieren tener un embarazo múltiple a no tener éxito. Sin embargo, los embarazos múltiples aumentan de manera considerable los riesgos durante el embarazo. Entre otros del parto prematuro, que se asocia a la mayoría de los problemas de salud que puede afectar a la descendencia por motivos obstétricos. Se han producido grandes avances en la prevención de este riesgo gracias a la concienciación de médicos y pacientes que ha llevado al aumento de las transferencias de embrión único en los últimos años.
- Síndrome de hiperestimulación ovárica. Es una complicación rara pero muy grave. Consiste en un desequilibrio de fluidos en el organismo que debe ser controlado en el hospital e incluso en una unidad de cuidados intensivos. Todos los médicos que atienden a pacientes de reproducción asistida están preparados para identificar el riesgo y tomar las medidas preventivas que garanticen un riesgo cero de esta complicación en los tratamientos de reproducción asistida.
- Riesgos asociados a la extracción de ovocitos. Cualquier manipulación médica, hasta las más sencilla comporta ciertos riesgos. Esta no es una excepción. Son extremadamente raros y consisten en sangrado incontrolado y en posibles infecciones o activación de infecciones crónicas. La experiencia del personal que realiza la intervención es clave en su prevención.
- Asociados a la administración de ‘hormonas’. Existen muchos mitos en relación con el uso de hormonas y su efecto sobre el equilibrio emocional de las pacientes. La mayoría no experimentan ninguna consecuencia durante la administración de las gonadotropinas. Por otro lado la situación, independientemente de los fármacos ni de las dosis, somete a las pacientes a un estrés emocional muy importante. Esto se entiende bien ya que, tras años de desear y no conseguir un embarazo, se someten a un tratamiento que durante días y semanas se convierte en el centro de su vida y en el que se ponen muchas esperanzas e ilusiones. Todo esto mezclado con la incertidumbre y muchas veces con el miedo al fracaso, explica suficientemente la sobrecarga emocional que afrontan estas parejas o mujeres solas. La forma en que cada uno se enfrenta a esta situación es variable, y debe ser observada y acompañada por el personal sanitario para que se produzca de una forma sana y sin consecuencias negativas.