La revisión ginecológica paso a paso
Uno de los avances más trascendentes en la salud pública y de las mujeres en particular ha sido la aplicación y la generalización de la revisión ginecológica rutinaria. El impacto en la salud colectiva ha sido muy importante gracias a la aplicación del diagnostico precoz en dos de los enfermedades oncológicas más frecuentes y con más mortalidad: el cáncer de mama y el cáncer de cuello de útero.
Deberían realizar revisiones ginecológicas todas las mujeres que, aún en ausencia de molestias, tengan o han tenido una vida sexual activa. Dependiendo de la edad y de otras circunstancias, en general debería acudir al ginecólogo una vez al año.
El alcance de esta visita rutinaria al ginecólogo se modifica a lo largo de la vida de la mujer. No es igual una revisión a una mujer de 65 años que el de una joven de 20. En líneas generales se compone de una anamnesis breve y pruebas diagnósticas que se enfocan a descartar las enfermedades más frecuentes según la edad de la mujer. Estas pruebas son:
- Citología vaginal. Se toman muestras del cuello uterino mediante raspado y se analizan en el microscopio. Es la parte esencial del diagnóstico precoz del cáncer de cuello uterino. Los intervalos entre prueba y prueba son de tres años, siempre que se disponga de dos citologías normales realizadas con un intervalo de un año. Es fácil de realizar, indolora y poco costosa.
- Exploración ginecológica, de la pelvis y de las mamas. Se puede complementar, o no, de una ecografía pélvica. Pone el foco en el diagnóstico de masas pélvicas que eventualmente podrían tener carácter maligno. Pretende descartar la presencia de cáncer de ovario, tumoraciones del cuerpo uterino y estado de la reserva ovárica. Su rendimiento en este diagnóstico precoz es menor que el de la citología vaginal, pero hasta el momento es la mejor herramienta disponible para el diagnóstico precoz del cáncer de ovario.
- Mamografía. Es una exploración radiológica de las mamas y su objeto es detectar la presencia de cáncer de mama en el momento más precoz posible. Los intervalos dependen de la edad de la mujer y de sus antecedentes familiares. En la sexta década debe realizarse una al año, alargando hasta dos años entre los 40 y 50 y por encima de los 60.
- Analítica de sangre. En muchos casos la visita anual al ginecólogo es la única visita al médico que realiza la mujer. En muchos casos hay que aprovechar la ocasión para realizar unos análisis de sangre que complementan y mejoran la sensibilidad y especificidad de la ecografía fundamentalmente. Buscamos y descartamos la presencia de anemia, hipercolesterolemia, alteraciones metabólicas e indicadores de salud general.
Existen otras muchas pruebas que pueden realizarse con el fin de delimitar correctamente algún hallazgo previo o alguna sospecha obtenida mediante las pruebas rutinarias.
En resumen, es una visita sencilla, indolora y accesible que ha tenido gran impacto en la salud colectiva y en las tasas de supervivencia en enfermedades oncológicas frecuentes.